3/6/12

La pesca furtiva, el miedo y las “explosiones” en el vertedero


La depredación del río Paraná en la cara de los isleños no se detiene. Tiros y trampas a metros de la gran represa

Domingo 3 Junio de 2012 |

Todo el día, todos los días. | Los pescadores ilegales de Ayolas, Paraguay, a metros de la defensa costera de la isla Apipé, como desafiando a la Prefectura. | Foto: Natalia Guerrero
Isla Apipé, San Antonio, Corrientes (enviados Especiales). Un lote de más de 1.200 metros de redes colocadas por pescadores furtivos fue encontrado por efectivos de la Marina de Paraguay en aguas jurisdiccionales de ese país, a unos 150 metros de las compuertas de la represa Yacyretá, un procedimiento que según funcionarios argentinos desnuda una práctica que está depredando los recursos ictícolas de la zona.
La información es de hace algunos meses, pero bien podría tratarse de una crónica escrita hace 10 años o ayer.
La pesca ilegal, la pesca en manos de paraguayos es un fenómeno que parece estar lejos de ser erradicada. En la zona del vertedero de la represa, hay una zona de exclusión de 3 mil metros aguas arriba y aguas debajo, que los pescadores paraguayos no respetan.
“De noche se escuchan tiros, es así, andan en la oscuridad y cada tanto se tirotean con los de la isla”, aseguran los más conocedores de la situación que cada tanto ponen en alerta a quienes creen que en cualquier momento podría pasar una desgracia.
Una fuente anónima aseguró que los pescadores furtivos provenientes de la localidad de Ayolas, en Paraguay, son en principio cómplices con las autoridades paraguayas, las que deberían evitar que la depredación del Paraná se lleve a cabo.
“Les cobran una especie de canon para autorizarlos a pescar en la zona en donde, justamente, está prohibido por ser reserva provincial. Sabemos muy bien que les pagan 50 pesos por cada lancha y por cada jornada de pesca. Y si es de noche, la cifra sube a 100. Es así, los de la Armada deben obtener mucha plata porque hay noches que son más de 60 las lanchas que se clavan en medio del vertedero de la represa”.
Quienes están más en contacto con lo que sucede en el río y con la pesca ilegal, aseguran que además en la isla viven o tienen casas los colaboradores de los pescadores y en esas viviendas se lleva a cabo el almacenamiento de los peces obtenidos en menos de dos horas una y otra vez durante toda la noche, de todas las semanas de todos los meses.
“Es más, a los pescadores de la isla a veces les quitan lo que pescan y se lo llevan para Ayolas. Estamos desprotegidos y la Prefectura Argentina nada puede hacer, por eso de que estamos en aguas paraguayas”, se quejan.
Y la impunidad que les brinda el estar en aguas paraguayas, les permite a los pescadores ilegales detenerse en las defensas costeras de grandes rocas, a escasos metros del puerto principal de la Isla Apipé, la isla argentina.
Allí, a metros de las lanchas de pasajeros los furtivos se las ingenian para que nadie los moleste y concretan sus distintas modalidades  de pesca, y no sólo para conseguir la mayor cantidad de piezas en el menor tiempo posible.
Es que según varias víctimas de lo que sucede aguas adentro del vertedero, “muchas veces las hélices de los motores se rompen o se traban porque pasamos por una trampa que ellos colocan... tuvimos mucha suerte que no dimos vuelta la embarcación”.
La depredación se viene concretando de la misma manera desde hace más de diez años. Todas las especies son entregadas en Ayolas y vendidas rápidamente para su posterior distribución a distintas cadenas ilegales para su colocación en negocios de Paraguay, Brasil y la Argentina.

Las explosiones a la noche
“Tienen que estar a la noche, hay veces que realmente creemos que la represa se rompe, se quiebra, porque las explosiones que escuchamos son muy fuertes, a veces no nos dejan dormir”, dijo la propia intendente de San Antonio, Mónica Romero .
Otros vecinos del poblado cabecera de la isla, detallan inclusive que las explosiones son producto de los golpes tremendos de las olas del vertedero contra las compuertas de la represa.
“Depende de la dirección del viento, a veces el agua del lago salta por sobre la represa... sí, es así, está como muy crecida la cota”, alertan en la isla.
El miedo de los isleños no es infundado. A nadie se le podrá sacar la idea de que una noche de esas, la desgracia, la catástrofe ,se presente.
De producirse lo que pareciera imposible, de romperse la represa, la isla definitivamente desaparecerá del mapa, como ya ocurrió con parte de otras islas que estaban en la zona.


El dato
60
son, en promedio, la cantidad de lanchas que sacan por las noches cientos de especies
Fuente- http://www.territoriodigital.com

No hay comentarios: